Mendoza,
1° de enero de 2014
Solemnidad
de María, Madre de Dios
http://evangeliodeldia.org/main.php?language=SP&module=saintfeast&localdate=20140101&id=11844&fd=0 Queridos cooperadores y aspirantes:
FELIZ AÑO
NUEVO!!!
Con la
esperanza siempre renovada en Dios, nuestro Señor, les hago llegar el saludo
afectuoso de todos los miembros del Consejo Provincial, y mío particular, junto
al deseo de un año cargado de alegrías y bendiciones!
Como buenos
y fieles cristianos que sé que todos somos, estoy seguro de que ya hemos hecho
el ejercicio de poner todo lo que tenemos y lo que somos, todo lo que esperamos
y anhelamos para este año que comienza
en manos del Señor, en quién tenemos depositada nuestra fe, nuestra esperanza,
nuestra confianza, nuestra alegría, nuestro proyecto de vida, porque nos
sabemos hijos de un Padre bueno, generoso e infinitamente amantísimo que no nos
abandona, que no para de mostrarnos que quiere nuestra salvación, que nos
recibe con los brazos abiertos en todo momento para darnos su amor eterno.
En este día
tan especial, en el que comenzamos a recorrer juntos un nuevo año cargado de
esperanzas y proyectos, quisiera compartir con ustedes algunos pensamientos en
los que, por supuesto, ustedes, la Asociación que formamos y que nos llena la
vida, y tantas personas queridas, tienen un protagonismo especial:
Meditando el
Evangelio de hoy en que celebramos una vez más a nuestra Virgen María, como
Madre de Dios, pude descubrir nuevamente el llamado de Dios a cultivar dos actitudes
que aparecen allí, encarnadas en personajes distintos, que me parecen a todas
luces fundamentales para que podamos cumplir la misión que nos ha sido
encomendada en nuestro bautismo y que no es otra que la propagación de la Buena
Noticia de Jesucristo, allí donde el Señor nos ponga y, en nuestro caso, muy
especialmente entre los jóvenes que más lo necesitan, como lo hacía nuestro
papá Don Bosco.
En el relato
de Lucas sobre el encuentro de los pastores con el nacimiento de Cristo descubrimos
a aquellos relatando a José, María y el Niño todos los anuncios que habían
recibido acerca de Jesús, desbordados por lo que habían visto y oído y sin
poder callarlo, sintiendo muy profundo la necesidad de anunciarlo a todo el que
los quiera oír. Tanto, que al regresar del Pesebre, sienten el impulso incontenible
de alabar y glorificar a Dios por todo aquello de lo que fueron testigos.
Al mismo
tiempo está María. Totalmente sorprendida de lo que estaba sucediendo y siendo
también ella testigo azorado de aquel Gran Milagro pero que, sin embargo, como
también cuenta Lucas, a diferencia de los pastores, guarda todas aquellas cosas
en su corazón.
Un mismo
hecho, un mismo anuncio, una misma salvación, dos actitudes distintas, dos
posicionamientos diferentes, dos acciones opuestas pero igual de válidas.
Los pastores
nos llaman al anuncio, nos hacen recordar la infinidad de veces en que Jesús
nos hace sentir tan infinitamente felices que no podemos ocultarlo. Que no
podemos cruzarnos con nadie de nuestro entorno sin hacerlo parte de nuestra
alegría y sin dejar bien en claro que es Dios el principal responsable. Me
vienen a la mente los momentos en que estamos hablando de Jesús frente a los
chicos de la catequesis, o cuando queremos convencer a alguno de los chicos del
barrio o de la misión que Dios está con él, que nunca lo deja sólo, y
recurrimos a los infinitos ejemplos de la presencia de Dios en nuestras vidas
para tratar de contagiarlo, etc.
María nos
muestra la acción basada en la contemplación. Ella no necesitó dar sermones, no
recorrió miles de kilómetros misionando, no necesitó ponerse al frente de
ningún ejército para enseñarnos la grandeza del poder de Dios, para explicarnos
el Plan de Dios para nuestra salvación, o para hacernos entender que Dios está
con nosotros, nos ama y nos cuida siempre. Sólo su eterna imagen de madre
contemplando el Gran Misterio del Hijo de Dios Encarnado basta para comprender
eso y muchas cosas más. Sólo alcanza con un viaje a lo profundo de su corazón
de Madre para vivenciar en forma completa la Salvación que se realiza en
nosotros con la encarnación de Jesús.
Y nosotros,
cristianos en este mundo que cambia vertiginosamente, salesianos en una
realidad que es dura y que deja a Dios de lado porque no lo considera
importante, tenemos la tarea, a la que le hemos dado nuestro sí, de anunciar a
ese Jesús que salva. Cómo lo haremos? Cuál es la receta? Con qué herramientas
contamos? María y los pastores tienen la respuesta.
Con nuestra
voz, con el anuncio fiel del Misterio del que somos testigos, con la alegría de
ser hijos de Dios dibujada en nuestros rostros, con la alabanza al Padre a flor
de piel por los infinitos dones que distribuye entre nosotros. Pero también con
un corazón lleno de Dios, con la mirada puesta siempre en la cruz que nos
salva, con una vida que sea testimonio permanente de lo que profesamos, de lo
que creemos, con todas las energías puestas en parecernos más a Cristo, de
hacer vida sus actitudes.
Debemos ser
capaces de cultivar una vida espiritual cargada de Dios, pero que sea el
sustento del anuncio que luego tendrá que necesariamente salir desde lo más
profundo hacia los oídos de todos aquellos que, a través nuestro, deberán
encontrarse con Cristo. Este es mi deseo para todos nosotros! No podría decir
que se circunscribe al año que comenzamos, seguramente va más allá, pero ojalá
este año Dios nos regale la valentía de anunciarlo con la vida y las palabras!
Acudamos a la experiencia espiritual de Don
Bosco
Muy de
acuerdo con lo anterior, quiero aprovechar la oportunidad para hacerles algunas
invitaciones que puedan marcar nuestro camino como cristianos, salesianos,
hijos de Don Bosco y como Asociación que caminamos en medio de los jóvenes,
para este año del Señor 2014.
Nuestro
moderador, el Rector Mayor, P. Pascual Chavez nos invita este año a meternos
dentro del corazón de Don Bosco para descubrir su espiritualidad, los dones que
el Espíritu ha suscitado en él y que lo impulsaron a la obra de la que hoy
somos parte y fruto, como última parada en este recorrido que iniciáramos en el
año 2009 con la visita de sus reliquias, pasando por la reflexión acerca de su
historia y su pedagogía, y que nos lleva como destino final a la celebración,
como familia, del bicentenario de su nacimiento, en 2015.
Hoy
concretamente, quiero invitarlos a que los Salesianos Cooperadores de la
Provincia Asociativa San Francisco Solano encaremos este año con mucha pasión
por nuestra identidad de salesianos, por hacer vida en nosotros aquellas gracias
que convierten la propuesta educativa y pastoral de Don Bosco en un camino de
santidad válido para nosotros y para los jóvenes a los que somos enviados, haciendo
el esfuerzo de vivir en lo concreto algunos de los rasgos principales de la
espiritualidad salesiana en nuestros lugares.
Alegría y optimismo
Los
Salesianos Cooperadores somos, en el proyecto de Don Bosco, propagadores entre
los jóvenes con los que nos encontramos todos los días en las diferentes
dimensiones de nuestra acción misionera diaria, de un Jesucristo que nos ha
cambiado la vida (Conf. PVA. Art. 8, 1. E.).
Como los
pastores de Belén, el encuentro con Cristo hace nacer en nosotros una inmensa
alegría, porque descubrimos en Él el poder de dar sentido a nuestra existencia,
de transformar las cruces de nuestra vida en resurrección, en un triunfo que
nos devuelve las ganas de vivir y seguir caminando en su amor hacia la Vida
Eterna a la que nos invita.
Esta Gran
Noticia no se puede transmitir a los jóvenes sin una sonrisa dibujada en el
rostro, no se puede invitar a sumarse al camino (proponer la santidad) mostrando
con nuestras actitudes que no esperamos mucho de la vida, que el trajinar es
muy difícil y que las dificultades pueden hacer tambalear fácilmente nuestra
fe. Por el contrario, una vida vivida con alegría, la verdadera, la de Dios,
pintada en nuestras acciones, que exprese exteriormente que Dios ha logrado dar
nuevos brillos a nuestro espíritu, puede ser la mejor presentación de un Dios
que no nos quiere tristes ni malhumorados, sino que desea que seamos capaces de
recibir con un rostro iluminado el regalo de la vida que a diario nos hace.
El optimismo
ayudará a ver la vida con ojos de esperanza. Es, según palabras de don Luis
Timossi, mirar los acontecimientos tratando de percibir los signos de la
presencia de Dios y el significado de su acción. Es saber que, aún sin
comprenderlo plenamente, el Señor ha vencido al mal y por esto siempre trabaja
desde lo positivo, construyendo la historia.
Los
Salesianos Cooperadores debemos ser portadores de actitudes positivas ante las
circunstancias que nos tocan vivir. Somos hijos de Dios, y debemos vivir en la
certeza de que todo el poder de Dios está siempre de nuestro lado para
enfrentar con coraje los vaivenes del diario caminar.
Servicio a Dios y a los hermanos
Nuestra
vocación además, se expresa más acabadamente a la hora del servicio. Como Mamá
Margarita, los cooperadores ponemos todas nuestras energías a disposición de la
construcción del Reino en la comunidad en la que estamos insertos. Nuestros
centros y cada cooperador o aspirante en particular debe ser conocido y
valorado en su acción misionera como el más servicial, como el que te puede
tender una mano en cualquier momento, como el que siempre reacciona con un
corazón bien dispuesto cuando se trata de ponerse en acción para los demás.
La
preocupación por las necesidades de los demás, materiales y espirituales, van
de la mano con el ferviente deseo de sumar almas para Dios, y es precisamente
ese el principal servicio que prestamos a Dios: cumplir su voluntad, llevar el
Evangelio donde más haga falta, hacer presente el rostro de un Dios que camina
a nuestro lado y que no escatima recursos cuando se trata de ayudar al que lo
necesita. Nosotros somos las principales herramientas con las que cuenta el
Señor para que la salvación se realice en los lugares donde nos toca vivir.
Comunión eclesial
También sé
que todos amamos a nuestra Iglesia y que deseamos construirla y servirla. Porque
compartimos hasta el fondo la causa de Jesús, el plan de Dios para los hombres,
y queremos que brote la semilla del Reino por todo el mundo.
Expresemos
de todas las formas posibles ese amor que hemos heredado de Don Bosco por la
Iglesia y por el Papa. Desarrollemos en nosotros y en nuestros centros un claro
sentido de Iglesia, haciendo notar nuestro amor y nuestra fidelidad a aquella
en la que encontramos la salvación y la santidad, y que nos presenta a Cristo,
único Dios capaz de regalarnos la Vida eterna.
Don Bosco
manifestaba estos sentimientos en el servicio concreto a la causa de la
Iglesia: inserta la acción de la Iglesia en la realidad secular de su época, responde
a las exigencias de la situación sociocultural reinante con instituciones
renovadas, entra siempre en contacto con los obispos y el Papa, envía
misioneros. Los cooperadores tenemos la posibilidad de llevar la iglesia y su
acción salvadora a muchos lugares por los que pasamos diariamente. Seamos
activistas de la misión de la iglesia en este mundo que es llevar a Cristo a
todos los hombres.
Hemos
recibido de Dios, la gracia de un Papa que, mucho más allá de su argentinidad,
nos llama a trabajar sin cansancio por el Reino. Nos pide que nos cuidemos, que
estemos contentos, que anunciemos a Cristo crucificado, que vayamos a las
márgenes de nuestros lugares adonde Cristo es la única esperanza, que hagamos
lío. Aprovechemos esta oportunidad de acercarnos a la parroquia, al obispo, de
ofrecer nuestros talentos a toda la Iglesia, de construir centros de
cooperadores de puertas abiertas, recintos de santidad, lugar de encuentro con
Dios para todo el que lo esté buscando, sea que luego se haga cooperador o no.
Encuentro con Dios en los sacramentos
Para Don
Bosco, los sacramentos eran los puntos de fuerza de nuestro crecimiento como
cristianos. Recordarán todos, el énfasis que ponía en hacer que los muchachos
tuvieran acceso rápido y seguido al encuentro con Dios en los sacramentos,
sobre todo la Reconciliación y la Eucaristía.
Hoy, para
nosotros, ese celo de nuestro Padre Don Bosco por los sacramentos se ha convertido
en nuestro alimento para la vida cristiana y, en muchos sentidos, también para
nuestra vida secular. Porque no podemos comprender la vida sin pasarla por las
manos de Dios, sin que Él la santifique, sin que nos toque el corazón.
Hoy los
quiero invitar también a poner especial esfuerzo en nuestra vida sacramental,
personal y comunitaria, como materialización de nuestro anhelo de estar siempre
cerca de Dios y que el encuentro cercano y fluido con Él nos haga mejores
cristianos, más hermanos entre nosotros, y reflejo vivo de su presencia en
nuestras comunidades.
Año de las vocaciones
Les hablaba
más arriba de la invitación que nos hace el Rector Mayor a realizar este
fascinante viaje al espíritu de Don Bosco que tiene mucho que ver con la
llamada que nos hiciera a ofrecer la santidad a los jóvenes en el 2013
recientemente terminado. Es consonancia con esto es que quise hacer también un
llamado a cultivar en nuestros centros y en nuestra acción pastoral diaria los
rasgos fundamentales de la espiritualidad de Don Bosco, como expresión concreta
del trabajo que queremos realizar entre los jóvenes.
Es por todo
esto que he dejado una invitación muy importante para el final, y es que
vivamos juntos un año dedicado
especialmente a las vocaciones.
Dedicar todo
el año a poner principal atención a lo vocacional no significa únicamente a
hacer propaganda de lo que la Asociación o nuestros centros tienen para
ofrecer, lo cual está muy bien, sino a potenciar todo lo que tenga que ver con
nuestra vocación en la Iglesia, nuestros centros y en nuestra comunidad.
Un año
dedicado especialmente a acompañar mejor a nuestros aspirantes en su camino de
discernimiento, a reavivar en nuestro interior la pasión que nos llevó a
abrazar nuestra vocación salesiana y de cooperadores, a ofrecer de manera
concreta y con énfasis nuestra vocación a aquellos que muestren particular
intención de estar cerca de Don Bosco, de compartir su misión, de vivir con su
estilo, a incluir en nuestros planes de formación y en nuestros itinerarios de
actividades los temas que nos ayuden a alimentar la vocación que hemos elegido,
y a implementar de la manera más original que nos salga todos los recursos
necesarios para hacer crecer la vocación salesiana en nuestros lugares.
Don Bosco
decía a los muchachos que el mejor modo de glorificar a Dios es sirviéndolo con
la propia vida. Este es mi principal deseo para nuestra querida Asociación y
para cada uno de los cooperadores y aspirantes en particular para el año que
comienza. Dios querrá en su infinita bondad que cada uno desde su lugar pueda
realizarlo.
Para
terminar quiero volver a desearles un año cargado de bendiciones y de dones de
parte de Dios. Qué puedan gozar de buena salud, de felicidad en todo lo que
realicen y de la familia unida como signo de la presencia de Dios.
Un abrazo
grande en Jesús, María y Don Bosco…
Coordinador Provincial
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