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¿QUIÉNES SOMOS?

Para contribuir a la salvación de la juventud, "la porción más delicada y preciosa de la sociedad humana", el Espíritu Santo, mediante la intervención materna de María, suscitó a San Juan Bosco, el cual fundó la Sociedad de San Francisco de Sales (1859) y, con Santa María Mazzarello, el Instituto de la Hijas de María Auxiliadora (1872) y difundió la energía apostólica del carisma salesiano con la constitución oficial de la Asociación de Salesianos Cooperadores (1876), a modo de tercera rama de la Familia Salesiana.

Comprometerse como Salesiano Cooperador es responder a la vocación salesiana y asumir un modo específico de vivir el Evangelio y de participar en la misión de la Iglesia.

Pueden seguir este camino cristianos católicos de cualquier condición cultural y social, que se sientan llamados a un estilo particular de vida de fe, implicada en la realidad de cada día y que se distingue por dos actitudes:

  • sentir a Dios como Padre y Amor que salva; encontrar en Jesucristo al Hijo Unigénito, apóstol perfecto del Padre; vivir en intimidad con el Espíritu Santo, animador del Pueblo de Dios en el mundo;
  • sentirse llamados y enviados a una misión concreta; contribuir a la salvación de la juventud comprometiéndose en la misma misión juvenil y popular de Don Bosco.

Los Salesianos Cooperadores viven la fe en su propia realidad secular. Inspirándose en el proyecto apostólico de Don Bosco, sienten vivamente la comunión con los demás miembros de la Familia Salesiana. Se implican en su misma misión juvenil y popular de manera fraterna y asociada. Trabajan por el bien de la Iglesia y de la sociedad, según la propia situación y posibilidades concretas.

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